como juegos de niños,
con las barbas crecidas,
y ya los niños, no uno, sino a cuestas,
me encuentro con vos...
Me miro en los ojos
que miran en mi en esa pantalla,
en la foto en blanco y negro,
y encuentro la ingenuidad,
madura e insolente,
crecida y deslumbrante,
bebida y con recelo...
Pero sigo viendo en el fondo de tus pupilas
esa niña de juegos, y este niño torpe,
esos patios de invierno,
de guardapolvos marrones
oscurecidos por el tiempo,
que hoy se iluminan, si a mi "buen día"
hallo y encuentro tu respuesta.
Luces de tiempo transcurrido
y algo que me atrae inevitable,
confundido, más torpe, inquieto.
Años a cuestas (como los niños)
y aún sin vernos
recorro el túnel, como tejiendo rondas,
elijo canciones,
esgrimo invitaciones,
coloco un poco de todo aquello
en el altar cotidiano, que me imagino nuestro o compartido...
Y te saludo
con la misma timidez que cada día insisto,
a ver si llegue
de mi hacia vos,
de vos hacia mi,
un día más
donde transcurra la vida
en pocas palabras, y a mitad del día.
(hace unos meses, 2010,
a un grato encuentro inesperado)
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